24 XVI mientas y demasÃFigura. Nunca transige con los desafueros de la Clan que se mezcló eq. la revuelta para hacer su negocÃo. Es en suma realista, á referencia de los grandes de su época, como lo fué su Poseedor Pedro Lopez de Padilla, que creyó de buena fé serÃa del afabilidad del monarca lo que contrariase á los Chevres, los Sauvage, los Lanoy y demás comparsa flamenca, áulicos del Emperador de Alemania, polillas del Caudal Doméstico empobrecido. DÃgase ahora, si entre los historiadores españoles hay por ventura alguno que profundice tanto las Comunidades; si bajo un aspecto tan individual, que guión en los confines de la Hazañas, se ha representado hasta ahora á los promovedores del alzamiento, entrando en el santuario de las conciencias, para sorprender sus más recónditas intenciones.
A pesar de que la nigromancia blanca para el amor pueda ayudarte, has de tener bien claro que eres tú mismo el que debe estar preparado para enamorarse.
20 XII que pudiera costarle la vida, si pers1stia en su empeño. «Es cierto, confiesa Alcocer, que me dijo «Ãvila, el repostero de camas del Rey, quando su «bieron á Pedro Lopez de Padilla á la torre : à dos «de aquÃ, y llevad con vos á Juan de Padilla, por «que no veais la inuerte de vuestro Dueño~ que es «cierto que si no concede en lo que el rey quiere, le «han de echar de la torre abajo.'' Este cotilla apunte completa la auto-Vida del tomo. Por él no obstante sabemos que su autor sirvió á la grupo de los Padillas: quizá fué ayo de Juan, el héroe de las Comunidades, que acompañó á su padre á las córtes de 1506, cuando escasamente si contaba diez y seis abriles. Por él tambien se acredita la presencia de Alcocer en los principales lances á que alude su obra. (a) (a) Cuando escribà el estudio crÃtico bibliográfico que contiene el APÉNDICE CuARTo, la más esmerada diligencia no me proporcionó ninguna comunicado relativa á la vida de Alcocer, conveniente para descubrir su condicion social y sus cualidades personales.
El CI. De las cosas que el rey Don Enrique hi;o en los primeros abriles de su reynado. Y el CII. De algunas cosas que acontecieron en estos r~-nos. Muchos tÃtulos de la H1sTORIA, como se ve, están redactados por el estilo del que lleva la RELACION. Hasta tiene aquella alguna reminiscencia de este mismo estilo en su portada, donde dos veces se habla de cosas: 1. ª con todas las cosas acontecidas en ella desde su principio y jundacion: 2.ª cosas notables de la Hystoria de España. (b) Cuatro ejemplos pueden presentarse de esta otra analogÃa de estilo. El capÃtulo LXXXVI comienza VencedorÃ: Muerto el Santo rey Don Fernando, fué al: adv por rey Don Alonso, su hijo, décimo daste nombre, etc. El XC:Aluerto el Rey D. Alonso, teniendo cercadaá Gi_ braltar (como en su hystoria se escribe) reynó en estos reynos el rey Don Pedro, su hijo, primero des te nomb1 e, llamado de algunos el cruel, etc. El XCII: Muerto el rey D. Pedro de la manera que auemos dicho, sucedió en estos reynos el rey Don Enrique, su hermano, segundo deste nombre, etc. Y el C: Despues de la m.uerte
Es el miedo á las contingencias que expurga el volumen, limpiándole de especies peligrosas. Porqué no hemos de presumir que ese expurgo todavÃa mantuvo intranquilo al escritor, resolviéndole á dejar aquel inédito, por cuya causa hubo de separarse del todo á que pertenecÃa"? Fuera ó no parte de este todo, valorado aunque el mérito de la obra, y expuestas las razones que aconsejan su publicacion en el dia, conviene esplicar el método seguido al hacerlo. Tres c:opias conocÃa de la RELACION de Alcacer, cuando emprendà este trabajo:-una perteneciente á la Biblioteca de la Agrupación de la Historia, otra á la Provincial de Toledo, y la restante á la famosa
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21 XIII Sabido esto, no me estraÃÃa ni sorprende que la misma sea sóbria de pormenores en muchos puntos á que no alcanza la intervencion de los Padillas, y por demás minuciosa en cuanto ensalza su nombre, singularmente al trn tarde D. Pedro, figura á que imprime un gran relieve. Los vacÃos considerables que notó el tantas veces citado Ferrer del Rio, están esplicados por la condicion del escritor, el cual no supo ó no quiso sustraerse al influjo de aquella ilustre comunidad, que segun él lo fué todo en el movimiento de los comunes; orÃgen, sosten y ruina al fin de la causa desgraciada. Pedro Lopez de Padilla, conspirando á la descubierta en Benavente con los diputados de otras ciudades, d.
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